¿Cómo "vivir" las interrupciones familiares durante las reuniones en confinamiento y pseudoconfinamiento?
Como dice un amiga mía “no estamos teletrabajando, sino que:
¡Tela, cómo estamos trabajando…”
Diversos estudios calculan que de media se están dedicando al trabajo 2 horas más de las que correspondería. Ahí lo
dejo.
En tiempos “normales” de teletrabajo una interrupción familiar
podía crear una situación incómoda y sino que le pregunten al professor Robert Kelly, cuyo vídeo con sus hijos irrumpiendo en medio de una
entrevista en directo, se hizo viral.
Ahora, en tiempo de confinamiento, estas situaciones se han convertido en todo un clásico.
La falta de empatía ha encontrado en estos días sus más variadas formas de expresión. Conozco personas cuyos “responsables” les han soltado comentarios desagradables acerca de su falta de control del entorno… ¿En serio? Otros se han limitado a pequeños suspiros que se traducen por “¡menuda paciencia debo tener!”… y alguno hay que ha reñido a un colaborador por tener mala conexión.
Ahora, en tiempo de confinamiento, estas situaciones se han convertido en todo un clásico.
La falta de empatía ha encontrado en estos días sus más variadas formas de expresión. Conozco personas cuyos “responsables” les han soltado comentarios desagradables acerca de su falta de control del entorno… ¿En serio? Otros se han limitado a pequeños suspiros que se traducen por “¡menuda paciencia debo tener!”… y alguno hay que ha reñido a un colaborador por tener mala conexión.
Ya hay suficiente estrés con la gestión de la situación como
para añadirle angustias adicionales. Si pasa un adolescente preguntando por sus
calzoncillos verdes o el pequeño se queja de que otra vez hay macarrones, se
sonríe y no hay más. No se es poco profesional por tener una familia ruidosa o
carecer de un espacio para aislarse…
Debemos aceptar estas realidades con humor, entendiendo la
excepcionalidad de la situación. Y si el sentido del humor es un código que
compartes con tu equipo, aprovecha las complicidades que te ofrecen estas
interrupciones. Por ejemplo: como despedida puedes comentar que los macarrones
son tu plato preferido o tus calzoncillos preferidos también son los verdes…
El exceso de formalidad puede lesionar incluso las reuniones
presenciales, así que imaginaos lo que puede provocar en estos momentos.
Foto de MarylanArt via Pixabay
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