Quienes miran por encima del hombro en una reunión...
Un tipo de actitud difícil de gestionar en las
reuniones es la del personaje que mira al resto por encima del hombro.
Uno de sus gestos típicos es su manera
de escrutar, con condescendencia, la
lista del resto de participantes a
la reunión a la que ha sido convocado.


Distinguimos principalmente dos especies,
y por desgracia ninguna de ellas en peligro de extinción.
–
El dinosaurio que está convencido de
que, con su experiencia, nadie puede enseñarle nada y mantiene
una actitud peyorativa hacia «los niñatos
que lo quieren cambiar
todo».
–
El gallito supertitulado que mira con desprecio a «esos fósiles que ni siquiera hablan
fluidamente inglés».
Evidentemente no se trata de un tema
de edad, pues a los «no, sin mi pódium» los encontramos en todas las
generaciones, pero mayo ritariamente responden a los perfiles reseñados.
Ante esta
situación nos encontramos ante dos opciones:
–
Qué me apetece hacer (ponerlo en su sitio, dejarlo en evidencia, vamos… ¡machacarlo!).
–
Qué me conviene y me corresponde hacer
como buen facilitador/a.
Spoiler: Claramente la segunda opción.
Dar rienda suelta al yo justiciero puro («se merecería
que…») sólo nos conllevaría inconvenientes. Sin embargo, sí
puede hacerse justicia en
cierta medida dirigiendo nuestros esfuerzos, no a acorralar al impresentable, sino a
ensalzar a sus víctimas, es decir, buscar y dejar caer ejemplos reales que revaloricen la experiencia, la formación, la
creatividad, según el caso.
La mejor opción
es, pues el rol compensador,