jueves, 19 de septiembre de 2013

Rumores y reuniones


Se ve que...

Hay un refrán africano que me encanta que dice "se puede esconder el fuego, pero ¿qué se hace con el humo?"

Es comprensible e incluso responsable, que en puntuales y muy breves momentos, las organizaciones sean “carceleras” con el manejo de la información. Se puede entender. Sin embargo, todos necesitamos sentirnos informados (no saturados de datos, que no es lo mismo) y cuando esta información no llega, esa necesidad la cubrimos intentando imaginar qué es lo que ocurre “en realidad”…

Siempre aparece uno que oyó una conversación telefónica, otro que vio a alguien muy preocupado, otro que ahora entiende por qué Juan no mira últimamente a los ojos, otro que leyó más o menos que… y así hasta el infinito y más allá. Todo parece cuadrar.


De modo que, aunque se pueda esconder el fuego, antes de que el humo quizá haga suponer un incendio de mayores dimensiones de las reales, será conveniente reunir al equipo y dar la información que éste necesita. En caso contrario, aténgase a las consecuencias de la intoxicación por la inhalación de rumores tóxicos.


martes, 3 de septiembre de 2013

La filosofía de la ventana rota


Este verano he empezado el libro “Cómo ser mujer” de Caitlin Moran y aunque no tiene nada que ver con el management, ya que es una visión particularísima del feminismo, propone una teoría que creo que es exportable a las reuniones y a otros contextos profesionales.

Habla de la filosofía de la “ventana rota” y dice que si en un edificio desocupado se rompe un cristal y no se repone, pasado un tiempo, romperán el resto de ventanas e incluso ocuparán el edificio... No sé si influyeron las cervecitas al sol, pero rápidamente (lo mío es obsesivo) vi la correlación en el contexto de las reuniones:

  •   Si no hay orden del día claro, se hablará de cualquier cosa menos de lo que estaba previsto
  •  Si no se corta la primera alusión crítica personal entre los participantes,
  • Si se deja que alguien monopolice un tema y no se le sabe “cortar” sin ofenderlo
  • Si se espera a que lleguen todos los participantes por eso del “buen rollo” y no se empieza a la hora
Todas esas pequeñas cosas que en sí parecen insignificantes, lanzan un mensaje inequívoco de “ventana rota” que da alas para cargarse el resto.