Una de las maneras más comunes de meter la pata al final de una reunión efectiva
Imaginaos una reunión efectiva. Os dejo tiempo para imaginar... ¿Ya habéis encontrado una?
Puntual, estructurada, dinámica, con el foco muy claro, participativa, constructiva... Vamos, que lo tiene todo.
Llega el momento clave en que se asignan tareas o acciones. Perfecto. Vamos bien.
Pero justo en ese instante, al sonriente y efectivo brujuleador de la reunión, de manera inconsciente e imprudente, le da por hacer comentarios evaluativos sobre la
dificultad de la tarea. Peligro.
Corre el riesgo de cargarse el efecto positivo que había conseguido con su efectividad.
Todos hemos oído comentarios del estilo:
- Esto como es complicado, mejor lo haces tú (¿qué pasa con el resto? ¿que no damos para más?)
- Esto es sencillo, lo haces tú (¡imagina si se suelta justo después de la frase anterior!!!)
- Tampoco es tan difícil…(¿no os entran unas ganas incontrolables de contestar "pues hazlo tú?")
- Esto para ti es fácil (¿osea que no tiene mérito alguno?)
- Esto se hace rápido (¿alguien tiene un cuchilloooo?)
Demasiado a menudo se sueltan este tipo de comentarios evaluativos cuando se reparten acciones o tareas... y las consecuencias en la línea de flotación de la implicación grupal no se hacen esperar.
Foto de Geralt de Pixabay
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