jueves, 19 de mayo de 2016

¿Somos realmente reacios al cambio?


La falacia de que la gente es reticente al cambio


Una de las reuniones más temidas (por sus convocantes) es aquella cuyo objetivo (oficioso) es implicar a un equipo en un proceso de cambio porque “lo sabe todo el mundo, la gente es reticente al cambio”.

Si lo que pretendemos es solo informar de un cambio ¿cómo puede sorprendernos la reticencia con la que nos reciben?

Decide pues, si es una reunión o una presentación y no confundas a la gente en la convocatoria.

¿Qué opináis de eso de que la gente no quiere el cambio? 

Para mí es una frase muy desgastada, que no por repetida hasta la saciedad se convierte en cierta.

Estoy convencida de que en realidad, lo que nadie quiere es:

  • el cambio que no entiende,
  • el que le es impuesto, (cuando escuchamos “informar sobre un cambio”  entendemos “a partir de ahora nos obligan a… “). Un cambio en cuyo proceso de decisión, no solo no te han escuchado (que hay que reconocer que es poco habitual), sino que ni siquiera te han tenido presente,  motivador, lo que se dice motivador… no resulta, la verdad.
  • el que objetivamente aporta pocos beneficios (no olvidemos el síndrome del lo cambio todo, luego existo)
  • el que da la sensación de que oculta información
  • el que me transmite alguien en quien he perdido la confianza
El cambio no hay que “informarlo” como sinónimo de soltarlo, tampoco venderlo, más bien hemos de conseguir que nos lo compren, que es algo diferente y eso si, sin engaños y sin letra pequeña.

En consecuencia :

  • Consigue que entiendan su necesidad. Hay un marco referencial imprescindible, que algunos/as obvian.
  • Ten en cuenta las personas que van a verse afectadas y háblales con empatía.
  • No seas tacaño a la hora de exponer los beneficios (sé concreto, pero no te olvides de ninguno, incluso si a ti te parecen obvios o de puro sentido común (recuerda que el sentido común no es compartido)
  • Sé todo lo transparente que puedas
  • La elección de quien llevará esa reunión o quien expondrá esa presentación es esencial.

Por último, a veces no es aconsejable que se realice una única reunión multitudinaria para su transmisión, en función de cómo afecta ese cambio a diferentes sectores, se hará necesario un enfoque diferente y más personalizado. Es mejor tres reuniones cortas y diferentes que una larga y que aglutine información demasiado genérica.


5 comentarios:

  1. Hola Eva:

    Por propia experiencia he comprobado aquello de que la gente solo cambia si quiere, por lo que, como bien dices, para que un cambio sea real es necesario que los implicados en el proceso lo acepten, y ademas lo hagan suyo. Todo lo demás suele generar poco cambio, e incluso a veces es contraproducente.

    Saludos.

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    1. Coincido contigo, Cruz.

      Por lo general consideramos el statu quo como un equilibrio o una armonía: por ese motivo, cuando se altera con un cambio de manera impositiva, se genera un rechazo.

      Un saludo y gracias por visitar "mi casa" ;)

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  2. Si los matemáticos soltasen los teoremas y nos obligasen a crer en ellos sin justificarlos, diríamos que se han vuelto locos.

    Por contra, muchos directivos pretenden que sus colaboradores se traguen los cambios sin justificarlos, sin ni tan siquiera explicar com se ha llegado a la conclusión que seran beneficiosos. Y si encima pretenden obtener una adhesión emocional al cambio, podemos ya dudar de su cordura.

    Comentario de Ramon G

    En mi experiencia cuando a las personas les explicas las cosas, les estás ayudando a cambiar su visión y a aceptar el cambio. Y lo que en principio podria parecer una pérdida de tiempo, acaba siendo lo más eficaz

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    1. Hablar cuando toca hablar y callar cuando toca callar... gran reto

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  3. Si somos realmente reacios al cambio o no, ello depende de la geografía, cultura y costumbre de cada región o país. He visto hace poco el temblor ocurrido en Caylloma, Arequipa. No puedo entender como la gente que vive allí, que son como unas 780 personas, no quieran salir del lugar a viendo sido advertidas por las autoridades locales que el lugar no es habitable por encontrarse en una falla geológica y cerca a un volcán. Como dato les diré que desde hace como 20 años el terreno se ha deslizado 25 metros hacia abajo.

    Hasta el estado le ha fijado un lugar para que se vayan a vivir allá y no lo quieren hacerlo, eso para mi es algo incomprensible.

    Ese ejemplo me hace pensar que somos reacios al cambio. Al menos es lo que yo percibo y por eso cite un ejemplo fresco. ¿Actuan de la misma manera o al menos similar, gente de provincia de condición social baja, en comparación con una media y de la urbe?

    "La productividad comienza desde el individuo"

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