jueves, 16 de octubre de 2014

Me pregunto por qué preguntamos tan mal







Pregunta, pregunta...

Aquí tenéis la traducción de un artículo de los hermanos Cantavella publicado este sábado en el suplemento económico del periódico El Punt - Avui

 “El líder del pasado era una persona que sabía cómo dar instrucciones. El líder del futuro será una persona que sepa cómo preguntar.” Peter Drucker

Pero saber preguntar no es tan fácil.

Como prueba solo hace falta escuchar las preguntas que solemos hacer cuando vamos a visitar al hospital a alguien que acaba de sufrir un accidente: “¿Cómo te encuentras?” Está vendado hasta las cejas, le duelen las pestañas y no puede ni contestar y allí llegamos nosotros con nuestra mejor sonrisa y nuestra fantástica pregunta, cargados de buenas intenciones.

El momento de hacer la pregunta también es una maravillosa oportunidad para mostrar nuestra inoportunidad.  Y si no, quién no recuerda una visita al dentista en la que con la boca abierta y en su interior un par de manos y otro par de instrumentos metálicos, el profesional nos pregunta ¿Y así a qué te dedicas?. Mal momento para contestar: “a la comunicación”…

¿Y en el trabajo? Aquí tenemos LA PREGUNTA QUE JAMÁS DEBE HACERSE en el entorno laboral. ¿Es urgente? Vamos a ver… ¿Alguna vez en vuestra vida  os han contestado que no? De manera que ese mismo día te han pedido 7 cosas diferentes y todas son urgentes. Dime tu cómo vas a conseguir planificarte. 

Si sustituyes esa pregunta por otra: ¿para cuándo lo necesitas?, vas a poder organizarte con mayor facilidad. Ya sabemos que algunos te contestarán con el típico “para ayer”, pero afortunadamente no todos son tan graciosos…

Cuando le pedimos a alguien que haga algo, todos pensamos que si le decimos que no es urgente, acabará arrinconado en el trastero de las no prioridades. Así que, lo necesitemos para dentro de 10 minutos, 24 horas o antes de final de mes, la respuesta invariable va a ser: “si, si, urgente”.

Un tema interesante es analizar por qué la gente pregunta. Los motivos, personales pero transferibles, para hacerlo son múltiples:

  • ·         Por un interés real

Piden información o una aclaración que realmente necesitan.

  • ·         Por intereses,  también muy reales

Dirigen la pregunta conociendo de antemano la respuesta, porque quieren que esa información o posición aparezca en la conversación o reunión, justo en ese momento concreto. Responde a la simple estrategia de tener claro que no es lo mismo que yo diga algo, a que lo diga otro…

  • ·         Para parecer interesado

Puro maquillaje. Piden opinión o información adicional pero únicamente por quedar bien. La típica pregunta de peloteo.
·         

  • Para hacer que otro se sienta escuchado porque nos interesa su implicación
Algunos tienen muy claro que nadie se implica si no se siente, aunque sea tangencialmente, partícipe de una decisión. Si creemos que hemos colaborado con nuestra opinión en la creación de algo que nos va a afectar, probablemente seremos menos reacios a ponerlo en marcha.

  • ·         Para interesar, captar la atención o generar suspense

No es lo mismo iniciar una reunión, por ejemplo diciendo que hemos conseguido reducir las reclamaciones de nuestros clientes en un 6,2%, que iniciar preguntando si alguien sabe a qué corresponde ese porcentaje.
Otro uso podría ser cuando en una reunión todos hablan a la vez y no hay manera de que te dejen meter baza. Por mucho que intentes dar tu punto de vista “ya, pero…” “yo creo que…”, no consigues entrar. Si además no te gusta elevar el volumen de tu voz, siempre puedes optar por decir dos palabras mágicas (eso sí, subiendo el tono al pronunciarlas) “una pregunta”. Probablemente consigas un micro silencio (no te engañes, solo es para poder contestar ellos!) y aquí velozmente incorporas tu opinión o punto de vista en forma de pregunta… “¿no creéis que si hacemos tal cosa podría tener como consecuencia bla, bla , bla?

  • ·         Para parecer interesante

Son preguntas lanzadas con la finalidad de lucirse ante los demás y que carecen totalmente de voluntad interrogatoria. Con una pregunta algunos pueden alardear de conocimientos y de paso aprovechar para poner de manifiesto las carencias de otros… Feo, feo…


 Existen innumerables técnicas y trucos basados  en el arte de  preguntar. Como ejemplo os pondremos uno que no es muy conocido:
Si alguien comenta que una reunión fue desastrosa (por poner un ejemplo bastante habitual), solemos preguntarle directamente ¿por qué? Y aquí probablemente entrará a evaluar de manera subjetiva las diferentes responsabilidades. O tal como propone un moderador que conocemos bien, podemos limitarnos a repetir con tono interrogativo, el calificativo que ha elegido:   -     “¿desastrosa?”
Y  probablemente, obtendremos una información más global…

Lo que está claro es que hay buenas y malas preguntas y que si lo que obtenemos de nuestra pregunta no es el resultado esperado, si le dedicamos posteriormente unos minutos, encontraremos cuál hubiese sido la buena pregunta.