"Asumo", no es un apellido japonés
Un amigo médico
me contaba el otro día la siguiente situación:
Un paciente suyo le comentó que no acababa de encontrarse
a gusto con su psicólogo, (llamemos a este último Florencio…), que no avanzaba,
que no había feeling… vamos, que quería cambiar. Le preguntó si conocía algún
otro psicólogo. Mi amigo le facilitó dos nombres de los cuales tenía muy buenas referencias.
Pocos días después, mi amigo recibió una llamada airada y
agresiva del tal Florencio, recriminándole que era inaceptable
que recomendara a su paciente que cambiara de psicólogo.
¿Qué había
pasado?
Algo muy común,
al paciente le pareció incómodo plantear la situación real, no asumió su decisión y
se parapetó detrás de un tercero, transfiriéndole la responsabilidad de su
decisión.
Esto se da a
menudo en las reuniones. Tanto participantes como responsables de reuniones, hablan demasiado a menudo en boca de terceros. Si no estoy de acuerdo
con algo, tengo que verbalizarlo. Decirlo bien, pero decirlo (sin caer en
sincericidios).
Frases como “no
creo que estén de acuerdo” cuando quien no está de acuerdo es uno mismo, afectan la #efectividad de la reunión, pues aplazan injustificadamente discusiones
constructivas o decisiones necesarias.
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