El peligro de seguir algunos consejos, sin pensar...
Me han reenviado
más de 15 veces un artículo con la siguiente introducción:
Un profesor de
Stanford asegura que si eliminas dos frases de tu vocabulario puedes tener más
éxito.
Nos dice que la forma de hablar no solo
afecta la manera en que los demás nos perciben, sino que también tiene el
potencial para incidir en nuestro comportamiento. Y hasta aquí estoy totalmente
de acuerdo… (pero, solo hasta aquí).
Así lo
asegura Bernard Roth, profesor de ingeniería de la Universidad Stanford y
director académico del Instituto de Diseño Hasso Plattner de Stanford.
Con
semejante presentación (todavía sufro del síndrome extranjerófilo), al principio
generó mi atención, sin embargo, los ejemplos que plantea el artículo no solo
me defraudaron, sino que los considero consejos peligrosos.
Evitar
los adversativos (pero, sin embargo, no
obstante…) sustituyéndolos por “Y”, me parece saludable en el marco concreto
de una crítica constructiva, pero como norma general, una sandez enorme, que
muchos repiten cansinamente sin ser conscientes de las oportunidades
comunicativas que ofrece un buen uso de los mismos. Pertenezco a la liga pro-adversativos
bien utilizados (afortunadamente cada vez somos mas miembros).
De todas maneras, no se trataría en de una sustitución literal, ya que si no adaptamos la frase, podríamos generar incongruencias del estilo "te cuesta trabajar en equipo y eres muy resolutivo". Uf!
De todas maneras, no se trataría en de una sustitución literal, ya que si no adaptamos la frase, podríamos generar incongruencias del estilo "te cuesta trabajar en equipo y eres muy resolutivo". Uf!
Segunda
propuesta: cambiar ‘tengo que hacer’ por ‘quiero hacer’
Roth
recomienda un ejercicio sencillo: la próxima vez que pienses ‘tengo que’,
cambia tengo por quiero.
Si lo dice un profe de Standford voy a probar...
Imaginemos
que necesito un documento para la obtención del cual no tengo más remedio que
hacer 3 horas de cola.
Es un “tengo
que hacer” clarísimo. Si lo sustituyo por un “quiero hacer tres horas de cola”,
el gran profesor tiene toda la razón en que cambiará la manera en que los demás
me percibirán: me tomará por loca (y motivos no les faltarán).
Si en
lugar de su propuesta opto por decir/pensar un simple “no me apetece, pero me conviene…” o “tengo que hacer
tres horas de cola, pero las voy a
aprovechar para leer, contestar correos, hacer llamadas de poco impacto…etc (aquí
GTD acude en tu ayuda!) , ¿creéis que esta rebeldía me
alejará dramáticamente del éxito en mi vida?.
Es
cierto que el artículo en cuestión simplifica en exceso la teoría de Roth (y reconozco que yo también lo hago), pero mi
post es una invitación a discrepar y a no asumir conclusiones sesgadas,
parciales e incompletas como si fueran dogmas.
Porque como alguien intente seguir al pie de la letra los consejos que aparecen en el artículo en la próxima reunión, ni os cuento el desastre.https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwi_2Lu0zurLAhXLiRoKHfiTAiUQFggcMAA&url=https%3A%2F%2Fes.finance.yahoo.com%2Fnoticias%2Fprofesor-stanford-asegura-eliminas-frases-203924667.html&usg=AFQjCNGZZ4LfKfs2kbBfIV_AcgATZy6aFA&sig2=h9nQe6vRXaqguATCiEndCA&bvm=bv.118353311,d.d2s
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Nada como hablar tal como nos enseñaron nuestros padres (sujeto-verbo-predicado) y sin aplicar máximas absurdas
ResponderEliminarJajaja. Coincido contigo en que la sencillez ayuda a la comprensión.
ResponderEliminarHay técnicas interesantes, pero hay que analizar cuándo y cómo aplicarlas.
Totalmente de acuerdo contigo Eva, pero además tenemos esa comunicación NO VERBAL que hace con el resto de palabrerías, lo que le da la gana....
ResponderEliminarEsa comunicación que puede ser nuestra aliada o nuestra saboteadora si no la controlamos!
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