¿Qué situación he bautizado como el síndrome "pata-pollo" ?
Os cuento...
Del pollo sólo me gusta la pechuga. Detesto la carne melosa y resbaladiza del muslo. Pero como soy muy bien educada (la broma de “he ido a un colegio de pago” se ve que ya no es políticamente correcta…) he pasado años yendo a cenar a casa de gente y ante la terrible pregunta de “¿prefieres muslo o pechuga”, mi respuesta era siempre : “me da igual…” y a menudo acababa con aquel pedazo que me repugnaba… Se podía dar el caso de que los anfitriones fueran igual de “educados” o idiotas… que yo, de manera que son ya incontables las veces en que todo el mundo ha comido a disgusto la parte que mas odiaba.
Hay dos aspectos básicos a destacar en esta situación tan común :
- La falta de asertividad : ¿Por qué no decir (aunque sea con un guiño...), "hombre, si puedo elegir… "
- El dar por hecho de que aquello que nos gusta, es lo que indiscutiblemente también aprecia el resto. Sin embargo, es sorprendente comprobar (en ocasiones, tarde) la variedad de gustos y preferencias…
En reuniones, a veces tenemos que distribuir tareas, ubicaciones, etc… y esos dos factores se dan de pleno:
- A algunos les encanta viajar o “salir a hacer recados”, otros lo detestan.
- Algunos adoran el teléfono, mientras que para otros es una pesadilla.
- Unos huyen de la rutina y otros se sienten inseguros cuando los sacan de ella.
- A algunos les encanta participar en la toma de decisiones y otros lo evitan.
- Unos prefieren venir una hora antes y otros salir una hora después...
Seamos asertivos y no “demos por hecho” que hay opciones gratas/ingratas
Qué razón tienes...todos llevamos gafas diferentes.
ResponderEliminarGracias "anónimo"
ResponderEliminarEs difícil ser asertivo, aprender a decir sí o no sin culpa y respetando al interlocutor, las personas se preocupan de ser quienes no son que quienes deberían ser
ResponderEliminarAhí "le has dao"...
ResponderEliminarY menudo despilfarro de energía!!!