viernes, 8 de febrero de 2013

Alberto, el analítico extremo


No me confundas...


Para muchos moderadores, el personaje más incómodo con quien lidiar en una reunión  es el “estoy en contra”. Lo podríamos definir como el participante cuya postura es “no estoy a favor ni en contra, sino todo lo contrario”.

A veces la aprensión llega a tal extremo, que confundimos figuras afines que no son tan perniciosas, pero nos precipitamos y las atajamos con excesiva rapidez. Me refiero al que voluntariamente juega el rol de abogado del diablo o al excesivamente puntilloso en sus análisis. Llamémosle Alberto…

Os describo la situación:

Parece que hemos encontrado una buena solución a un problema y estamos en aquel punto dulce de sonrisas de satisfacción y alivio… cuando Alberto, el analítico extremo, empequeñece sus ojos y mira fijamente al vacío… Los demás huelen el peligro y abren los suyos asustados “ya está, ya va a encontrar pegas…”

Alberto dice : - ¿ya habéis pensado que si  cae en jueves y llueve no funcionará…?

Alberto tiene razón. No hay muchas posibilidades de que se dé, pero tiene razón.

El grupo se retiene para no asesinarlo y el moderador en lugar de aceptar la observación e invitar a Alberto a que participe en la adaptación de la solución, lo trata como a un “estoy en contra”, negativo y chafaguitarras, fomentando esa imagen de Alberto en el grupo.

Mal.  Alberto se anticipa a eventuales problemas. No los crea.

El peligro de “etiquetar” incorrectamente  a ese personaje, puede conllevar la pérdida de observaciones interesantes y la toma de peores decisiones.