La falacia de que la gente es
reticente al cambio
Una de las reuniones más temidas (por sus convocantes) es aquella cuyo
objetivo (oficioso) es implicar a un equipo en un proceso de cambio porque “lo sabe todo el mundo, la gente es
reticente al cambio”.
Si lo que pretendemos es solo informar de un
cambio ¿cómo puede sorprendernos la reticencia con la que nos reciben?
Decide pues, si es una reunión o una presentación y no confundas a la gente en la convocatoria.
¿Qué opináis de eso de que la gente no quiere
el cambio?
Para mí es una frase muy desgastada, que no por repetida hasta la
saciedad se convierte en cierta.
Estoy convencida de que en realidad, lo que nadie
quiere es:
- el cambio
que no entiende,
- el que le es
impuesto, (cuando escuchamos “informar sobre un cambio” entendemos “a partir de ahora nos obligan
a… “). Un cambio en cuyo proceso de decisión, no solo no te han escuchado
(que hay que reconocer que es poco habitual), sino que ni siquiera te han
tenido presente, motivador, lo que
se dice motivador… no resulta, la verdad.
- el que objetivamente
aporta pocos beneficios (no olvidemos el síndrome del lo cambio todo, luego existo)
- el que da
la sensación de que oculta información
- el que me
transmite alguien en quien he perdido la confianza
El cambio no hay que “informarlo” como
sinónimo de soltarlo, tampoco venderlo, más bien hemos de conseguir que nos lo
compren, que es algo diferente y eso si, sin engaños y sin letra pequeña.
En consecuencia :
- Consigue que
entiendan su necesidad. Hay un marco referencial imprescindible, que
algunos/as obvian.
- Ten en
cuenta las personas que van a verse afectadas y háblales con empatía.
- No seas
tacaño a la hora de exponer los beneficios (sé concreto, pero no te
olvides de ninguno, incluso si a ti te parecen obvios o de puro sentido
común (recuerda que el sentido común no es compartido)
- Sé todo lo
transparente que puedas
- La elección
de quien llevará esa reunión o quien expondrá esa presentación es esencial.
Por último, a veces no es aconsejable que se
realice una única reunión multitudinaria para su transmisión, en función de cómo
afecta ese cambio a diferentes sectores, se hará necesario un enfoque diferente
y más personalizado. Es mejor tres reuniones cortas y diferentes que una larga
y que aglutine información demasiado genérica.