martes, 26 de marzo de 2013

Reuniones e Inseminación cultural



Contradicciones culturales en reuniones


Las reuniones son la herramienta de inseminación cultural por excelencia, ya sea consciente o inconsciente.

A través de las reuniones se puede subrayar o contradecir la cultura que la empresa pretende inculcar. Los valores y principios que aparecen escritos en las grandes declaraciones cara a la galería, pueden quedar en entredicho o reforzadas en las reuniones que se llevan a cabo.

La cultura y los valores de una empresa no se trasladan por arte de magia al día a día de los integrantes de la misma. Ya puedo escribir en rojo, negrita y subrayado que la INNOVACIÓN es un valor fundamental de “X, S.A”, que si no controlo lo que se transmite en las reuniones (“porque siempre se ha hecho así” ), de poco servirá... El moderador es responsable de transmitir esos valores con su estilo, talante y formas (no sólo con sus palabras) en todas sus reuniones.

Revisar los valores que flotan en el ambiente de las reuniones es indispensable para que los colaboradores no sonrían irónicamente cuando lean en un “panfleto” la cultura de su empresa. Si no, el peligro es que acaben pensando que uno de los valores con los que sí comulga su compañía, es la incoherencia.


martes, 5 de marzo de 2013

El "tú ya me entiendes"... suele fallar.



¿A qué narices se refiere?

A veces estamos conversando internamente y de pronto nos dirigimos a nuestro interlocutor e iniciamos la conversación en el punto exacto en que se halla nuestro diálogo interno. No somos conscientes de que para que la otra persona entienda de qué narices estamos hablando,  requiere que lo situemos previamente en un contexto.

¿No habéis/os han soltado alguna vez frases del estilo :
  • “de lo del otro día, al final nada”
  • “¿recuerdas lo que te dije el otro día? Pues tenía razón.”
  • “¿Cómo lleváis lo vuestro?”
  • “Lo de Luis, ¿tú cómo lo ves?
  • ¿Estás de acuerdo con lo que dijo Miguel?
En función de la respuesta, acabamos pensando que el otro vive en una nube, cuando en realidad somos nosotros quienes le estamos hablando desde la nuestra.

Al introducir una reunión a veces olvidamos situar a los participantes en un marco referencial adecuado que les permitirá entender mejor el objetivo y no montarse su propia película (¡aquí mereceríamos un óscar!)

En otras ocasiones explicamos una situación de problema en la que nos hallamos, confiando en que el otro “adivinará” que le estamos pidiendo ayuda. ¡Mal otra vez!

Es preferible preguntar lo que necesitamos saber o pedir explícitamente lo que queremos, que esperar que el otro lo intuya.