lunes, 14 de enero de 2013

Prohibido discrepar



La tolerancia a la disconformidad.

Transcribo un comentario real de un moderador “ofendidísimo” :

-          “No lo vuelvo a convocar a ninguna reunión, joder (¡he dicho que transcribía!), con toda mi buena fe, le pregunto lo que piensa de mi planteamiento, - hay que demostrar que eres  abierto y democrático con tu equipo-, y va él y me lleva la contraria delante de todo el mundo. Le va a caer una cuando hable con él…”

Este “lamento” que me llegó la semana pasada, invita a no pocas reflexiones, las básicas serían:

1.       Las reuniones no sirven para “demostrar” que eres abierto y democrático a tu equipo. Será tu comportamiento en las mismas, lo que te definirá o no, como tal. Si ante manifestaciones de disconformidad nos bloqueamos y ponemos a la defensiva, no damos precisamente una imagen de apertura y democracia.
2.       Si lo que buscas en un equipo es coleccionar aduladores y pelotas, lo que tienes no es un equipo y puedes sustituirlo por aplausos enlatados.
3.       Cuando has pedido la opinión, has de asumir la posibilidad de desacuerdo y nunca puedes “castigar” a quien se ha creído que su opinión realmente te interesaba… Como mucho, puedes comentar que no te han gustado las formas… pero no la disconformidad.
4.       ¿Qué significa llevar la contraria? No estar de acuerdo, explicar por qué y aportar una alternativa, no es llevar la contraria…  
Es curioso, pero en nuestro país tenemos más tolerancia a la frustración que a la disconformidad. Vivimos como ataques personales el hecho de que otros manifiesten su desacuerdo con nuestra visión y nuestras propuestas (especialmente en público).
Seguro que hay casos en que la intención no es excesivamente ética, pero la mayoría de las veces, la disconformidad no responde a un intento de agresión a nuestro estatus ni a nuestra persona, pero así lo vivimos.
5.       Sin embargo, para tener un poco más de control sobre los efectos bofetada de esos comentarios en una reunión, el buen uso del “pasilleo” evita situaciones de sorpresa como las descritas.
Otro día hablaré del arte del pasilleo en las organizaciones españolas…