domingo, 21 de febrero de 2010

Como todos sabéis



El otro día analizábamos la expresión “como todos sabéis” en sus múltiples derivadas: “seguro que todos conocéis”,quién no sabe hoy en día que…”.

Si se utiliza de manera aislada (¡pero muy aislada!) y con la certeza de que se está comentando algún dato u hecho que REALMENTE es conocido por todos los demás, no hay problema. Sin embargo, no se debería utilizar como frase palanca y mucho menos como coletilla si no se tiene esa seguridad.

Me sorprendió la cantidad de reacciones negativas que provocaba en la gente. Entre ellas me llamó la atención :

  • Incomodidad, inquietud e incluso cierto temor : ¿de verdad debería saberlo? ¿todos los demás lo saben? ¿y si me pregunta algo y quedo en evidencia? ¿y si no tengo el nivel de conocimientos o de información que se requiere.
  • Ausencia de feedback : "cualquiera le dice que no lo sé o que no lo entiendo"
  • Rechazo hacia el paternalismo y condescendencia que se percibe. Incluso se habló de falsa modestia.
  • Si se abusa de ella puede generar el comentario/burla de : “estaría bien que nos dijera algo que no sepamos!!!”

Sin olvidar que mientras se producen estos monólogos mentales, los participantes en una reunión pueden desconectar…

jueves, 4 de febrero de 2010

Aprovechar puntos fuertes en reuniones


Reunión en la carpintería


Aquí tenéis una historia sobre la importancia de aprovechar las reuniones para subrayar los puntos fuertes y sinergias, en lugar de los aspectos negativos.

"Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña reunión. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa?...Sencillamente "Hacia mucho ruido" y, además, se pasaba todo el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo, -dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el overol e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el Serrucho y dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limpiar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos."